jueves, 23 de octubre de 2008

Amor de Papel


Últimamente me ha tocado platicar con amigas y amigos de lo difícil que es mantener una relación seria con alguien. Parece que todo mundo se queja de las mismas cosas: no entender intenciones y acciones, no saber qué esperar, si se debe o no hacer algo, etc. Supongo que a alguno le resultará familiar uno o más de estos comentarios. Una amiga me formulo la pregunta del millón, "¿por qué es tan difícil?"

Me quedé pensando en la respuesta y llegué a la conclusión de que muchas de estas historias que he visto últimamente, aunque diferentes en personas y circunstancias, tienen denominadores comunes: el no tener expectativas claras de lo que se quiere y la falta de compromiso.

¿A quién no le gusta enamorarse? Es una experiencia única, pero eso no es amor. AMOR = DONACIÓN. El amor no es un sentimiento y por tanto una relación no debe de basarse en ellos, si no, corremos el riesgo de ser como hojitas que lleva un viento otoñal, de repente flotando en el aire de la ilusión y de repente aterrizando en algún charco oscuro de la realidad y el desencanto. Si de verdad queremos a alguien por lo que es, hay que dar un paso más.

Primero que nada, ¿qué esperamos cuando salimos con alguien? Cada quien puede tener diferentes expectativas, pero creo que ante todo está la verdad, decir sí si es sí y no cuando es no. Jueguitos que involucren y puedan dañar a alguien más se deberían evitar, mejor poner las cartas sobre la mesa en el momento apropiado, nos ahorraríamos demasiados problemas y cavilaciones inútiles.

Y si estamos convencidos de querer estar con alguien, por que hemos visto en aquella persona cualidades y rasgos que no vemos en nadie más ¿por qué dejarlo en manos del “a ver qué pasa”? Las espinitas más difíciles de sacar son las de lo que no se hizo o no se dijo. Claro está que hay diferentes momentos y prioridades, y todo mundo las tiene, pero a veces seguirlas y guiarnos por las posibles coincidencias no es suficiente, hay que hacer algo, lanzarse, tomar el riesgo para que valga la pena estar con ese alguien especial. Si no el “después” tal vez nunca llegue.

Suena un poco difícil, ¿verdad? Por eso me encantan las anécdotas que demuestran que sí se puede lograr eso. Les voy a contar la historia de mis abuelos. Se conocieron y se enamoraron por carta.

Todo empezó cuando una amiga de la infancia de mi bisabuela, que vivía en Juárez, le dijo a mi abuelo originario de dicha ciudad fronteriza que le escribiera a mi abuela, hija de su querida amiga que vivía en Parral. Mi abuelo, que estudiaba en la Escuela Médico Militar en el DF le dio el avión a la señora y le dijo que sí lo haría, sin embargo pasó el tiempo y no lo hizo. Pero un fin de semana en que se quedó bajo arresto (encerrado en la escuela), no encontró nada más que hacer y por fin se animó a escribirle a mi abuela por primera vez.

Se cartearon por algunos meses hasta que por fin se conocieron cuando mi abuelo pasó por Parral en camino de ir a Juárez para Navidad. Se vieron dos horas en la estación y en compañía de chaperones, como se acostumbraba en la época. Poco después mi tía Chita, hija de los amigos de mi bisabuela invitó a mi Güela a Juárez, con el pretexto de que había prometido cumplir una manda con ella. El papá de mi abuela, que era muy estricto, no tuvo más remedio que dejarla irse a Juárez por una semana, donde vio a mi abuelo todos los días, aunque rara vez a solas. Un día antes de que ella se fuera, mi abuelo por fin se le declaró y comenzaron un noviazgo a distancia.

Junto con mis abuelos, también se hicieron novios el cartero de entrega inmediata que llevaba las cartas de mi abuelo y la joven que ayudaba en casa de mis bisabuelos, y que muy pendiente las recibía. Mi Güelo hace poco me contó de nuevo la historia y me comentó entre risas que incluso se casaron primero.

También me dijo que durante todo su noviazgo, mi abuela y él sólo se vieron como mucho, ¡¡¡30 días!!! Pero sobre esa base de papel y tinta construyeron un sólido matrimonio que duró 30 años, hasta que mi abuela murió en 1989. Aunque las cartas no perduraron en el tiempo (las quemaron a petición de mi abuela poco después de casarse), su amor sí lo hizo y está aún patente en sus 5 hijos y 16 nietos. Lo puedo también ver en los ojos de mi abuelo cuando se acuerda de ella.

Para mí eso es un ejemplo de amor y compromiso, difíciles de encontrar en estos días. A pesar de todo, creo que todavía pueden surgir amores de papel por ahí. Así que en respuesta a todos los que se quejan por los ocasionales sinsabores del desamor, creo que es mejor disfrutar del momento presente con todo lo que implica y prepararse para que cuando llegue el amor verdadero, no lo dejemos ir.

1 comentario:

- dijo...

Una de las historias más lindas... aún recuerdo que me emocioné la primera vez que me la contaste >.<

Una vez leí en blog que una persona conoció al hombre de su vida al tratar de hacer amigos en una nueva ciudad: iba a las bibliotecas y dejaba papelitos con su información en libros que le gustaban. Un día un chavo le escribió y se cartearon por 4 meses hasta conocerse. Ahora son pareja. Que chava tan creativa para encontrar a su media naranja! Sobretodo por que gracias a ello descubrieron que tenían en común.