lunes, 23 de febrero de 2009

¿Legalización? Por qué no...

Mientras hacía mi revisión diaria de la actualidad mundial, (como buena LRI post Seminario de RRII, jaja), me topé con un artículo de tres expresidentes latinoamericanos en el Wall Street Journal. En su opinión, titulada The War on Drugs is a Failure, Fernando Henrique Cardoso (Brasil), César Gaviria (Colombia) y Ernesto Zedillo (México) piden la legalización de las drogas como una de las medidas para acabar efectivamente con el problema de la violencia generada en la región a causa del narcotráfico.

Coincido con ellos en que la guerra que está librándose contra los cárteles parece no ser muy exitosa, vemos la violencia a diario en estos países, mientras que del norte mandan armas y piden más drogas y cada vez más sofisticadas. Pero estoy en desacuerdo en que la legalización sea la base para comenzar a "ganar" la guerra.

Entre los argumentos que considero están los siguientes:

- La legalización y el combate a las drogas no es cuestión de un país, está regida por tratados internacionales. De nada serviría que se legalizara la mariguana en México si no se hiciera lo mismo en Estados Unidos, nos meteríamos en muchísimos más problemas con el vecino del norte que tiene larga tradición de puritanismo WASP. Aparte, es ilógico que se legalice sólo la droga mencionada anteriormente, como proponen ciertos políticos mexicanos y los autores, sin que pase lo mismo con el resto de las drogas producidas en suelo nacional. Dejaría de disputarse el control de un mercado pero seguiría e incluso podría crecer la lucha por el dominio del comercio de las otras drogas.

- Es una falacia que se diga que la mariguana tiene los mismos efectos para la salud que el alcohol o el tabaco, que también son considerados como drogas en terminología médica. Si bien sus efectos inmediatos pueden ser similares (desinhibición, relajación, sentimiento de bienestar, etc.), los efectos a largo plazo son mucho peores. La adicción a la mariguana es casi automática y aunque es considerada "droga blanda" estadísticamente es la droga de inicio más frecuente, es decir, que lleva a usar otras drogas más fuertes, las de impacto, que son las que generan mayor daño a las personas. Si se van a manejar estadísticas y datos de salud, deberían presentarse objetivamente.

- Los autores proponen la prevención de las adicciones a través de la educación y el combate al crimen organizado como otros de los ejes de la "nueva guerra", sin embargo no entran en detalle. Me parece un poco iluso que cualquier gobierno siga combatiendo al crimen organizado, que es lo que se ha estado haciendo en México (supuestamente), y al mismo tiempo se avoque a generar programas educativos integrales donde por medio de ejemplos y testimonios se logre la prevención. Siendo realistas, los gobernantes trabajan por lo urgente pero dejan de lado lo necesario, no creo que vayan a cambiar y optar por la educación en un año electoral, pasando por una de las peores crisis financieras y sobretodo cuando traen encima a los cárteles por todo el país y la región.

Son algunas de mis reflexiones al leer el artículo, aunque de esto se puede profundizar mucho más: ejemplos de otros países, más cuestionamientos técnicos de cómo se mueve la droga al menudeo, etc. Retomo estas cuestiones en un debate de la clase de Valores en el Ejercicio Profesional del semestre pasado y se los dejo por si alguien quiere meterse más en el tema.

Me encantaría proponer algo más mediato para la solución de este problema de la “guerra contra las drogas” y todos los daños colaterales que nos está causando, pero no tengo propuestas integrales para ello. Externo mi desacuerdo con esta postura porque pienso que nos puede ir aún peor si no se toman las decisiones adecuadas. Espero sinceramente que los gobernantes actuales consideren todo antes de decidir cómo proseguirá esta guerra horrible, mientras tanto nos toca a los ciudadanos seguir viviendo y trabajando por que mejore nuestro entorno, en la medida de lo posible.

martes, 10 de febrero de 2009

Valores para vivir sin violencia

Hoy fue para mí uno de esos días que agotan mentalmente con malas noticias y por ende mucha reflexión. Todo empezó cuando antes de ir a una junta, vi en Internet que 21 personas habían muerto en un pueblo de Chihuahua por el que todos los que van a Juárez pasan. O sea, ¡21 personas muertas, en unas pocas horas, en un pueblo de aproximadamente 1500 habitantes! Todos los elementos anteriores fueron suficientes para que la misma noticia se replicara no solo en los periódicos estatales y nacionales, sino internacionales.

Luego, en la reunión salió de nuevo el tema de la violencia y la inseguridad, antes casi insólitas en mi ciudad, pero ahora tristemente el pan de cada día. Robo de casa aquí, asalto a mano armada por acá, extorsión acullá. Ya dejaron de ser temas lejanos para colarse en la vida diaria de todos.

La discusión vino precisamente al hablar de las posibles soluciones. Yo trabajo en una OSC que se enfoca en la prevención y el largo plazo, en cortar los problemas sociales de raíz a través del fortalecimiento de la familia, generadora de capital social, y la educación, específicamente en el carácter y los valores. Al parecer, estamos haciendo algo muy diferente a los gobiernos de los tres niveles, que están tratando de cortar todo de tajo. Espero que además del incremento de violencia y de inseguridad, al menos en Chihuahua, estén logrando algún resultado, pero lo que veo a mi alrededor no me da ninguna certeza. No los culpo, debe de ser difícil estar en situaciones de poder en estos momentos, teniendo que rendir cuentas sobre lo urgente sin trabajar en lo necesario, pero creo que si no funciona una estrategia hay que buscar otras y ya.

Por todo esto, a veces me pregunto si es realmente ilusorio trabajar a futuro, invertir en valores, en la familia, en la capacidad de bien que hay en toda persona. Hoy llegué a la conclusión al darme cuenta que si no lo hacemos, la situación que vivimos seguirá e irá empeorando con el pasar de los años. No me gusta comparar, pero he visto las consecuencias en países latinoamericanos y el estigma que genera en sus ciudadanos.

Fue ahorita que me acordé de una descripción de la humanidad que me encanta y me hizo concluir mi reflexión. Es la que hacen los extraterrestres en la película de Contact. Después de conocer a muchos habitantes del universo, le dicen al personaje de Jodie Foster, “Ustedes son una especie muy rara, son capaces de los sueños más maravillosos pero también de las más horribles pesadillas”.

Creo que con esta idea de fondo me quedo hoy, quiero seguir trabajando para hacer el bien y potenciar esa capacidad en las personas, antes de que se vayan por el camino del mal y sus numerosos senderos. Tal vez no se vean resultados inmediatos, pero es necesario hacerlo y ya, lograr que los valores se vivan en la familia y todos los ámbitos sociales. Así que aquí seguiré, desarrollando propuestas y acciones para lograrlo desde mi trinchera, confío en no ser una guerrera solitaria en esta misión, que después de todo, comienza dentro de cada uno.