Mientras hacía mi revisión diaria de la actualidad mundial, (como buena LRI post Seminario de RRII, jaja), me topé con un artículo de tres expresidentes latinoamericanos en el Wall Street Journal. En su opinión, titulada The War on Drugs is a Failure, Fernando Henrique Cardoso (Brasil), César Gaviria (Colombia) y Ernesto Zedillo (México) piden la legalización de las drogas como una de las medidas para acabar efectivamente con el problema de la violencia generada en la región a causa del narcotráfico.
Coincido con ellos en que la guerra que está librándose contra los cárteles parece no ser muy exitosa, vemos la violencia a diario en estos países, mientras que del norte mandan armas y piden más drogas y cada vez más sofisticadas. Pero estoy en desacuerdo en que la legalización sea la base para comenzar a "ganar" la guerra.
Entre los argumentos que considero están los siguientes:
- La legalización y el combate a las drogas no es cuestión de un país, está regida por tratados internacionales. De nada serviría que se legalizara la mariguana en México si no se hiciera lo mismo en Estados Unidos, nos meteríamos en muchísimos más problemas con el vecino del norte que tiene larga tradición de puritanismo WASP. Aparte, es ilógico que se legalice sólo la droga mencionada anteriormente, como proponen ciertos políticos mexicanos y los autores, sin que pase lo mismo con el resto de las drogas producidas en suelo nacional. Dejaría de disputarse el control de un mercado pero seguiría e incluso podría crecer la lucha por el dominio del comercio de las otras drogas.
- Es una falacia que se diga que la mariguana tiene los mismos efectos para la salud que el alcohol o el tabaco, que también son considerados como drogas en terminología médica. Si bien sus efectos inmediatos pueden ser similares (desinhibición, relajación, sentimiento de bienestar, etc.), los efectos a largo plazo son mucho peores. La adicción a la mariguana es casi automática y aunque es considerada "droga blanda" estadísticamente es la droga de inicio más frecuente, es decir, que lleva a usar otras drogas más fuertes, las de impacto, que son las que generan mayor daño a las personas. Si se van a manejar estadísticas y datos de salud, deberían presentarse objetivamente.
- Los autores proponen la prevención de las adicciones a través de la educación y el combate al crimen organizado como otros de los ejes de la "nueva guerra", sin embargo no entran en detalle. Me parece un poco iluso que cualquier gobierno siga combatiendo al crimen organizado, que es lo que se ha estado haciendo en México (supuestamente), y al mismo tiempo se avoque a generar programas educativos integrales donde por medio de ejemplos y testimonios se logre la prevención. Siendo realistas, los gobernantes trabajan por lo urgente pero dejan de lado lo necesario, no creo que vayan a cambiar y optar por la educación en un año electoral, pasando por una de las peores crisis financieras y sobretodo cuando traen encima a los cárteles por todo el país y la región.
Son algunas de mis reflexiones al leer el artículo, aunque de esto se puede profundizar mucho más: ejemplos de otros países, más cuestionamientos técnicos de cómo se mueve la droga al menudeo, etc. Retomo estas cuestiones en un debate de la clase de Valores en el Ejercicio Profesional del semestre pasado y se los dejo por si alguien quiere meterse más en el tema.
Me encantaría proponer algo más mediato para la solución de este problema de la “guerra contra las drogas” y todos los daños colaterales que nos está causando, pero no tengo propuestas integrales para ello. Externo mi desacuerdo con esta postura porque pienso que nos puede ir aún peor si no se toman las decisiones adecuadas. Espero sinceramente que los gobernantes actuales consideren todo antes de decidir cómo proseguirá esta guerra horrible, mientras tanto nos toca a los ciudadanos seguir viviendo y trabajando por que mejore nuestro entorno, en la medida de lo posible.
lunes, 23 de febrero de 2009
¿Legalización? Por qué no...
Etiquetas:
dilemas éticos,
México,
política,
Relaciones Internacionales
martes, 10 de febrero de 2009
Valores para vivir sin violencia
Hoy fue para mí uno de esos días que agotan mentalmente con malas noticias y por ende mucha reflexión. Todo empezó cuando antes de ir a una junta, vi en Internet que 21 personas habían muerto en un pueblo de Chihuahua por el que todos los que van a Juárez pasan. O sea, ¡21 personas muertas, en unas pocas horas, en un pueblo de aproximadamente 1500 habitantes! Todos los elementos anteriores fueron suficientes para que la misma noticia se replicara no solo en los periódicos estatales y nacionales, sino internacionales.
Luego, en la reunión salió de nuevo el tema de la violencia y la inseguridad, antes casi insólitas en mi ciudad, pero ahora tristemente el pan de cada día. Robo de casa aquí, asalto a mano armada por acá, extorsión acullá. Ya dejaron de ser temas lejanos para colarse en la vida diaria de todos.
La discusión vino precisamente al hablar de las posibles soluciones. Yo trabajo en una OSC que se enfoca en la prevención y el largo plazo, en cortar los problemas sociales de raíz a través del fortalecimiento de la familia, generadora de capital social, y la educación, específicamente en el carácter y los valores. Al parecer, estamos haciendo algo muy diferente a los gobiernos de los tres niveles, que están tratando de cortar todo de tajo. Espero que además del incremento de violencia y de inseguridad, al menos en Chihuahua, estén logrando algún resultado, pero lo que veo a mi alrededor no me da ninguna certeza. No los culpo, debe de ser difícil estar en situaciones de poder en estos momentos, teniendo que rendir cuentas sobre lo urgente sin trabajar en lo necesario, pero creo que si no funciona una estrategia hay que buscar otras y ya.
Por todo esto, a veces me pregunto si es realmente ilusorio trabajar a futuro, invertir en valores, en la familia, en la capacidad de bien que hay en toda persona. Hoy llegué a la conclusión al darme cuenta que si no lo hacemos, la situación que vivimos seguirá e irá empeorando con el pasar de los años. No me gusta comparar, pero he visto las consecuencias en países latinoamericanos y el estigma que genera en sus ciudadanos.
Fue ahorita que me acordé de una descripción de la humanidad que me encanta y me hizo concluir mi reflexión. Es la que hacen los extraterrestres en la película de Contact. Después de conocer a muchos habitantes del universo, le dicen al personaje de Jodie Foster, “Ustedes son una especie muy rara, son capaces de los sueños más maravillosos pero también de las más horribles pesadillas”.
Creo que con esta idea de fondo me quedo hoy, quiero seguir trabajando para hacer el bien y potenciar esa capacidad en las personas, antes de que se vayan por el camino del mal y sus numerosos senderos. Tal vez no se vean resultados inmediatos, pero es necesario hacerlo y ya, lograr que los valores se vivan en la familia y todos los ámbitos sociales. Así que aquí seguiré, desarrollando propuestas y acciones para lograrlo desde mi trinchera, confío en no ser una guerrera solitaria en esta misión, que después de todo, comienza dentro de cada uno.
Luego, en la reunión salió de nuevo el tema de la violencia y la inseguridad, antes casi insólitas en mi ciudad, pero ahora tristemente el pan de cada día. Robo de casa aquí, asalto a mano armada por acá, extorsión acullá. Ya dejaron de ser temas lejanos para colarse en la vida diaria de todos.
La discusión vino precisamente al hablar de las posibles soluciones. Yo trabajo en una OSC que se enfoca en la prevención y el largo plazo, en cortar los problemas sociales de raíz a través del fortalecimiento de la familia, generadora de capital social, y la educación, específicamente en el carácter y los valores. Al parecer, estamos haciendo algo muy diferente a los gobiernos de los tres niveles, que están tratando de cortar todo de tajo. Espero que además del incremento de violencia y de inseguridad, al menos en Chihuahua, estén logrando algún resultado, pero lo que veo a mi alrededor no me da ninguna certeza. No los culpo, debe de ser difícil estar en situaciones de poder en estos momentos, teniendo que rendir cuentas sobre lo urgente sin trabajar en lo necesario, pero creo que si no funciona una estrategia hay que buscar otras y ya.
Por todo esto, a veces me pregunto si es realmente ilusorio trabajar a futuro, invertir en valores, en la familia, en la capacidad de bien que hay en toda persona. Hoy llegué a la conclusión al darme cuenta que si no lo hacemos, la situación que vivimos seguirá e irá empeorando con el pasar de los años. No me gusta comparar, pero he visto las consecuencias en países latinoamericanos y el estigma que genera en sus ciudadanos.
Fue ahorita que me acordé de una descripción de la humanidad que me encanta y me hizo concluir mi reflexión. Es la que hacen los extraterrestres en la película de Contact. Después de conocer a muchos habitantes del universo, le dicen al personaje de Jodie Foster, “Ustedes son una especie muy rara, son capaces de los sueños más maravillosos pero también de las más horribles pesadillas”.
Creo que con esta idea de fondo me quedo hoy, quiero seguir trabajando para hacer el bien y potenciar esa capacidad en las personas, antes de que se vayan por el camino del mal y sus numerosos senderos. Tal vez no se vean resultados inmediatos, pero es necesario hacerlo y ya, lograr que los valores se vivan en la familia y todos los ámbitos sociales. Así que aquí seguiré, desarrollando propuestas y acciones para lograrlo desde mi trinchera, confío en no ser una guerrera solitaria en esta misión, que después de todo, comienza dentro de cada uno.
miércoles, 21 de enero de 2009
Are you in the Twilight Zone?
Después de más de medio año de escuchar sobre la Twilight Saga (en palabras de su escritora, Stephenie Meyer), y de haberla leído, he decidido emitir mi opinión al respecto.
Me enteré de la existencia de los libros en Suiza cuando varias de mis niñas preferían ponerse a leerlos que platicar o planear fiestas en las noches. Una americana me platico que ya iba a salir el cuarto y que lo había pedido y estaba muy emocionada por leerlo. Por esas mismas fechas me topé en el New York Times con una opinión de los libros y fue con la idea que me quedé, hasta que regresé a Chihuahua.
Mi hermanita, como casi todas las adolescentes a mi alrededor (las del ballet, primas, etc.), estaban picadas. Y yo como estaba metida en las nada ligeras lecturas de Medio Oriente, Seminario de RRII y cosas por el estilo, me despejaba leyendo el libro cuando María C no lo tenía. Así leí Twilight, New Moon, Eclipse y en vacaciones terminé la saga con Breaking Dawn. Debo confesar que en el inter también leí Midnight Sun, que es la versión de Edward de lo que pasa en Twilight (está publicado en el sitio de Stepehenie Meyer). Aunque el libro no está terminado, me gustó más y Priscilla estuvo de acuerdo conmigo, lo platicamos mientras la leíamos entre las exposiciones de la última y maratónica clase de Asia del semestre.
Ahora sí, mi opinión. Puedo entender por qué los libros han sido el fenómeno del año entre las niñas. Claro que es fácil enamorarse de Edward Cullen, un vampiro “vegetariano”, caballeroso, guapísimo y que ama eternamente. No los metería en la categoría de literatura, son solo libros para pasar el rato y dejarse llevar por fantasías irreales, es como un cuento de hadas modernizado y adaptado para tweens y teens. El buen manejo del amor y sus impulsos creo que se debe en gran parte al background de la autora (mamá mormona) y obvio le va muy bien al que se ha convertido en su público objetivo. No hay nada explícito, lo que es raro hoy en día, incluso para libros y revistas para niñas y adolescentes. Lo más que pasa entre Edward y Bella son besos, miradas y muuuchooos monólogos mentales románticos. Además, se da un buen argumento en contra del aborto, si llegan hasta el último libro se darán cuenta por qué. Yo no diré más por si alguien los quiere leer.
Pero entiendo que el mensaje que transmiten los libros a las niñas también se puede desvirtuar y malinterpretar. Si alguien tuviera realmente un novio vampiro que la viera dormir todas las noches, no la dejara sola nunca, se preocupara obsesivamente por ella y le arruinara las películas susurrándole al oído todas las líneas; dudo mucho que lo consideráramos como lindo, entraría más bien en la categoría de stalker.
Además, los libros también pueden dar el mensaje a muchas niñas de que las cosas son realmente color de rosa. Y no sólo los libros, sino cualquier cantidad de chick flicks hollywoodenses con sus finales “happily ever after”. Citando a Gail Collins en el artículo del NY Times “This sure sounds like trouble to me: A generation of guys who will settle for nothing less than a porn star meets a generation of women who expect their boyfriend to crawl through their bedroom window at night and just nuzzle gently until they fall asleep.” No en vano empezaron a circular por Facebook bumper stickers con leyendas como “Edward Cullen: giving girls unrealistic expectations about guys since 1901”.
Y entra también el argumento más feminista, que como Bella, las niñas puedan pensar que la felicidad consiste en conseguir al hombre perfecto, que en la vida real no existe. La protagonista no aspira a nada más, se deprime horriblemente cuando Edward la deja “por su propio bien”, al punto en que es descrita como una zombie. No quiere ir a la universidad, ni perseguir otras metas o intereses, sólo quiere estar con él. Aún llega a decidir dejar todo en su vida, incluyendo a su familia y a su humanidad, a los 18 años, por Edward. No creo que tenga nada de malo casarse y dedicarse a la familia, al contrario, pero la imagen que Bella proyecta al centrar su existencia exclusivamente en una persona, no considero que sea muy adecuada.
Bueno, son sólo algunas de mis ideas sobre los libros. A final de cuentas, como en todo, siempre habrá opiniones diferentes. Creo que lo importante aquí es el criterio de quién lo lea. Y como con muchos otros libros, considerar que es sólo una obra de ficción totalmente diferente al mundo real. ¿Qué piensan ustedes?
Me enteré de la existencia de los libros en Suiza cuando varias de mis niñas preferían ponerse a leerlos que platicar o planear fiestas en las noches. Una americana me platico que ya iba a salir el cuarto y que lo había pedido y estaba muy emocionada por leerlo. Por esas mismas fechas me topé en el New York Times con una opinión de los libros y fue con la idea que me quedé, hasta que regresé a Chihuahua.
Mi hermanita, como casi todas las adolescentes a mi alrededor (las del ballet, primas, etc.), estaban picadas. Y yo como estaba metida en las nada ligeras lecturas de Medio Oriente, Seminario de RRII y cosas por el estilo, me despejaba leyendo el libro cuando María C no lo tenía. Así leí Twilight, New Moon, Eclipse y en vacaciones terminé la saga con Breaking Dawn. Debo confesar que en el inter también leí Midnight Sun, que es la versión de Edward de lo que pasa en Twilight (está publicado en el sitio de Stepehenie Meyer). Aunque el libro no está terminado, me gustó más y Priscilla estuvo de acuerdo conmigo, lo platicamos mientras la leíamos entre las exposiciones de la última y maratónica clase de Asia del semestre.
Ahora sí, mi opinión. Puedo entender por qué los libros han sido el fenómeno del año entre las niñas. Claro que es fácil enamorarse de Edward Cullen, un vampiro “vegetariano”, caballeroso, guapísimo y que ama eternamente. No los metería en la categoría de literatura, son solo libros para pasar el rato y dejarse llevar por fantasías irreales, es como un cuento de hadas modernizado y adaptado para tweens y teens. El buen manejo del amor y sus impulsos creo que se debe en gran parte al background de la autora (mamá mormona) y obvio le va muy bien al que se ha convertido en su público objetivo. No hay nada explícito, lo que es raro hoy en día, incluso para libros y revistas para niñas y adolescentes. Lo más que pasa entre Edward y Bella son besos, miradas y muuuchooos monólogos mentales románticos. Además, se da un buen argumento en contra del aborto, si llegan hasta el último libro se darán cuenta por qué. Yo no diré más por si alguien los quiere leer.
Pero entiendo que el mensaje que transmiten los libros a las niñas también se puede desvirtuar y malinterpretar. Si alguien tuviera realmente un novio vampiro que la viera dormir todas las noches, no la dejara sola nunca, se preocupara obsesivamente por ella y le arruinara las películas susurrándole al oído todas las líneas; dudo mucho que lo consideráramos como lindo, entraría más bien en la categoría de stalker.
Además, los libros también pueden dar el mensaje a muchas niñas de que las cosas son realmente color de rosa. Y no sólo los libros, sino cualquier cantidad de chick flicks hollywoodenses con sus finales “happily ever after”. Citando a Gail Collins en el artículo del NY Times “This sure sounds like trouble to me: A generation of guys who will settle for nothing less than a porn star meets a generation of women who expect their boyfriend to crawl through their bedroom window at night and just nuzzle gently until they fall asleep.” No en vano empezaron a circular por Facebook bumper stickers con leyendas como “Edward Cullen: giving girls unrealistic expectations about guys since 1901”.
Y entra también el argumento más feminista, que como Bella, las niñas puedan pensar que la felicidad consiste en conseguir al hombre perfecto, que en la vida real no existe. La protagonista no aspira a nada más, se deprime horriblemente cuando Edward la deja “por su propio bien”, al punto en que es descrita como una zombie. No quiere ir a la universidad, ni perseguir otras metas o intereses, sólo quiere estar con él. Aún llega a decidir dejar todo en su vida, incluyendo a su familia y a su humanidad, a los 18 años, por Edward. No creo que tenga nada de malo casarse y dedicarse a la familia, al contrario, pero la imagen que Bella proyecta al centrar su existencia exclusivamente en una persona, no considero que sea muy adecuada.
Bueno, son sólo algunas de mis ideas sobre los libros. A final de cuentas, como en todo, siempre habrá opiniones diferentes. Creo que lo importante aquí es el criterio de quién lo lea. Y como con muchos otros libros, considerar que es sólo una obra de ficción totalmente diferente al mundo real. ¿Qué piensan ustedes?
lunes, 12 de enero de 2009
Bushismos
Antes de que se nos vaya Mr. Bush y llegue Mr. Obama, la BBC le hizo un homenaje para recordar todas las aportaciones hechas a lo largo de los ocho años que estuvo en la Casa Blanca. No hacen alarde de sus buenos reflejos para esquivar zapatos voladores, pero bueno, puede que baste con algunos de sus comentarios. Pensé en decidir cuál era el mejor de todos pero hay tantos que realmente se me hizo difícil escoger, luego me dicen si les gusta uno en especial. Les paso el link para que se rían un rato ;)
The 'misunderestimated' president?
domingo, 4 de enero de 2009
Expecting the unexpected

Me gusta la ambigüedad de esta tautología. ¿Se puede realmente esperar algo inesperado? Yo creo que sí. Hay veces en que uno necesita algo, puede ser una respuesta, una acción, una cosa e incluso una persona. Pero no nos damos cuenta hasta que llega ESO y se hace tangible.
Estas pasadas semanas me ha ocurrido así. Han llegado a mi vida "cosas" inesperadas que realmente necesitaba sin saberlo. Ahora que pienso en retrospectiva, no se cómo le hacía. Así que sólo me queda agradecer lo recibido y disfrutarlo.
Ojalá que ustedes, estimados lectores de este blog, también tengan un excelente inicio de año :)
PD: La foto es una vista de Toulouse desde el cuarto 6623 de Chapou, tomada hace casi un año.
sábado, 20 de diciembre de 2008
Love is...
Hace poco, creo que en la cena con mi generación de LRI, estábamos recordando materias y maestros. Al hablar de las clases de Literatura: Mexicana, Latinoamericana y Mundial me acordé de los trabajos, las exposiciones e incluso de las bromas de clase. Aunque creo que fue demasiada literatura para una carrera, me fue bien y realmente aprendí, pero descubrí que no me gusta leer obligatoriamente.
Para Literatura Mundial, la maestra nos asignó por parejas una obra para leer y exponer. Como yo estaba fuera de a ciudad, me tocó el libro que sobró junto con Marce V: The Ballad of the Sad Café de Carson McCullers. Realmente no tenía idea de qué se trataba, pero compré el libro y lo leí. Me encantó la historia del extraño triángulo amoroso, medio triste pero hermosamente escrito. Creo que Marce y yo fuimos de las pocas suertudas que expusimos una obra que nos gustó, hasta nos esmeramos en la presentación y nos fue muy bien.
Así que les dejo un fragmento del libro que me gusta, aunque no quiero creer 100% en lo que implica. En él, la autora, con el trasfondo de su vida bastante trágica (¿qué escritora o poetisa no la tiene? sigo preguntándome eso...), define el amor.
First of all, love is a joint experience between two persons- but the fact that it is a joint experience does not mean that it is a similar experience to the two people involved. There are the lover and the beloved, but these two come from different countries. Often the beloved is only a stimulus for all the stored-up love which has lain quiet within the lover for a long time hitherto. And somehow every lover knows this. He feels in his soul that his love is a solitary thing. He comes to know a new, strange loneliness and it is this knowledge which makes him suffer. So there is only one thing for the lover to do. He must house his love within himself as best he can; he must create for himself a whole new inward world—a world intense and strange, complete in himself. Let it be added here that this lover about whom we speak need not necessarily be a young man saving for a wedding ring—this lover can be man, woman, child, or indeed any human creature on this earth.
Now, the beloved can also be of any description. The most outlandish people can be the stimulus for love. A man may be a doddering great-grandfather and still love only a strange girl he saw in the streets of Cheehaw one afternoon two decades past. The preacher may love a fallen woman. The beloved may be treacherous, greasy-headed, and given to evil habits. Yes, and the lover may see this as clearly as anyone else—but that does not affect the evolution of his love one whit. A most mediocre person can be the object of a love which is wild, extravagant, and beautiful as the poison lilies of the swamp. A good man may be the stimulus for a love both violent and debased, or a jabbering madman may bring about in the soul of someone a tender and simple idyll. Therefore, the value and quality of any love is determined solely by the lover himself.
It is for this reason that most of us would rather love than be loved. Almost everyone wants to be the lover. And the curt truth is that, in a deep secret way, the state of being beloved is intolerable to many. The beloved fears and hates the lover, and with the best of reasons. For the lover is forever trying to strip bare his beloved. The lover craves any possible relation with the beloved, even if this experience can cause him only pain. (McCullers, 1941:27-27)
Para Literatura Mundial, la maestra nos asignó por parejas una obra para leer y exponer. Como yo estaba fuera de a ciudad, me tocó el libro que sobró junto con Marce V: The Ballad of the Sad Café de Carson McCullers. Realmente no tenía idea de qué se trataba, pero compré el libro y lo leí. Me encantó la historia del extraño triángulo amoroso, medio triste pero hermosamente escrito. Creo que Marce y yo fuimos de las pocas suertudas que expusimos una obra que nos gustó, hasta nos esmeramos en la presentación y nos fue muy bien.
Así que les dejo un fragmento del libro que me gusta, aunque no quiero creer 100% en lo que implica. En él, la autora, con el trasfondo de su vida bastante trágica (¿qué escritora o poetisa no la tiene? sigo preguntándome eso...), define el amor.
First of all, love is a joint experience between two persons- but the fact that it is a joint experience does not mean that it is a similar experience to the two people involved. There are the lover and the beloved, but these two come from different countries. Often the beloved is only a stimulus for all the stored-up love which has lain quiet within the lover for a long time hitherto. And somehow every lover knows this. He feels in his soul that his love is a solitary thing. He comes to know a new, strange loneliness and it is this knowledge which makes him suffer. So there is only one thing for the lover to do. He must house his love within himself as best he can; he must create for himself a whole new inward world—a world intense and strange, complete in himself. Let it be added here that this lover about whom we speak need not necessarily be a young man saving for a wedding ring—this lover can be man, woman, child, or indeed any human creature on this earth.
Now, the beloved can also be of any description. The most outlandish people can be the stimulus for love. A man may be a doddering great-grandfather and still love only a strange girl he saw in the streets of Cheehaw one afternoon two decades past. The preacher may love a fallen woman. The beloved may be treacherous, greasy-headed, and given to evil habits. Yes, and the lover may see this as clearly as anyone else—but that does not affect the evolution of his love one whit. A most mediocre person can be the object of a love which is wild, extravagant, and beautiful as the poison lilies of the swamp. A good man may be the stimulus for a love both violent and debased, or a jabbering madman may bring about in the soul of someone a tender and simple idyll. Therefore, the value and quality of any love is determined solely by the lover himself.
It is for this reason that most of us would rather love than be loved. Almost everyone wants to be the lover. And the curt truth is that, in a deep secret way, the state of being beloved is intolerable to many. The beloved fears and hates the lover, and with the best of reasons. For the lover is forever trying to strip bare his beloved. The lover craves any possible relation with the beloved, even if this experience can cause him only pain. (McCullers, 1941:27-27)
Etiquetas:
amor,
Literatura,
Relaciones Internacionales
martes, 9 de diciembre de 2008
Encrucijadas
Creo que el título lo dice todo. A punto de graduarme, confieso que tengo todos los síntomas del estrés relacionado con terminar una etapa importante de la vida: ser estudiante, por lo menos dejaré de serlo por un tiempo. En mi cabeza ahorita rondan demasiados pensamientos e ideas, sobre todo decisiones por tomar, que son las que en realidad me preocupan. No en sí, porque son sobre opciones de trabajo y desarrollo buenas, pero más bien sobre los efectos y consecuencias que traigan a mi vida, y el costo de oportunidad que generen. Me acuerdo de la frase de un buen profesor que tuve este semestre, refiriéndose a la sincronía en la vida "Si tú no tomas decisiones, la vida se encargará de tomarlas por ti".
Lo que se me hace más irónico de todo el asunto es que las universidades, o por lo menos la mía, venden la idea de que sus egresados son gente preparada para asumir los retos del mundo en su área específica. Concuerdo en que sí he aprendido demasiado a lo largo de cuatro años y medio y me siento capaz de aplicar mis conocimientos y experiencia en diferentes proyectos, me considero afortunada en haberlo hecho durante la carrera. Pero a la vez entre más pasa el tiempo y uno ve cómo son las cosas en el mundo real, fuera de la burbujita de la vida universitaria, más me doy cuenta que la carrera profesional es como un trámite más para entrar en escena y que se requiere muchísimo más que pasar las materias para salir adelante.
Ahorita estoy en una encrucijada importante, no sólo por mi graduación, si no porque las decisiones tienen que ser tomadas en un contexto económico precario. Así que creo que seguiré con mi lista de pro's y contras porque pronto tengo que definir QUÉ voy a hacer próximamente, por lo menos qué haré el próximo semestre y hacerlo YA. Lo único que me consuela un poco es saber que no estoy sola en ésto y que si me caigo, pues ni modo, me levantaré y seguiré adelante.
Etiquetas:
carrera profesional,
graduación,
toma de decisiones
Suscribirse a:
Entradas (Atom)